Sobre la Religión en la escuela

04 Noviembre

04 Noviembre 2013 por FEUSO | Profesorado de religión

FEUSO-Navarra ha enviado a los medios de comunicación un artículo, que reproducimos a continuación, escrito por Fernando Jorajuría, sobre la presencia de la enseñanza de la Religión en la escuela ante la campaña que se ha iniciado en esa comunidad, por parte de algunos sectores políticos y sociales, en contra de dicha enseñanza. Una vez más, FEUSO-Navarra sale en defensa de la presencia digna de la asignatura de Religión en la escuela, en defensa de los derechos del profesorado que la imparte y de los padres y madres que la eligen.

La enseñanza de la Religión en la escuela es un tema que con alguna frecuencia aparece en los espacios de opinión, en algunos programas políticos y sindicales e incluso en algunos ámbitos de la Educación.  Curiosamente, son más los planteamientos  públicos que abogan por su desaparición, frente a la importante demanda de esta asignatura en la escuela. Sorprende ver cómo algunas organizaciones piden insistentemente la exclusión de esta asignatura, sin respetar la opción libre de las familias. 

Partiendo de la libertad de expresión que todos tenemos, es bueno recordar algunos puntos que nos puedan situar adecuadamente en esta cuestión.

Instancias internacionales, entre otras el Consejo de Europa, recomiendan el estudio de las religiones; por eso no es extraño ver que en la inmensa mayoría de los sistemas educativos europeos, y desde hace muchos años, esté presente de modo propio la asignatura de Religión. Incluso en Finlandia, líder de los informes PISA. Es cierto que cada país tiene sus especificidades al respecto, pero todos ofrecen a las diferentes religiones esa posibilidad y el profesorado es propuesto por las confesiones  religiosas y asumido por el Estado. Este profesorado tiene una doble capacitación: por una lado, los estudios civiles correspondientes; y por otro, la especialidad religiosa. El alumnado opta libremente,  normalmente de modo mayoritario, por una confesión u otra, o en menor medida, por ninguna. En este último caso se propone al alumnado otras actividades, como por ejemplo el estudio de valores.

La presencia de la asignatura de religión en nuestro sistema educativo no es diferente por tanto al que rige en el resto de Europa. Aquí lo diferente es que de modo cíclico se saca a debate este tema. Pongamos un ejemplo: prácticamente todos los sectores educativos nos hemos manifestado contra la LOMCE, y aprovechando la coyuntura, algunos vuelven por enésima vez al debate de siempre respecto a la enseñanza religiosa escolar, con datos cuanto menos imprecisos. Por ejemplo, se presenta al profesorado de Religión como si no fueran profesionales cualificados, ignorando que los más de 14.000 profesores y profesoras de Religión en España (200 en Navarra), son docentes con años de servicio en las diferentes administraciones educativas públicas y con un aval de formación y de actualización pedagógica al menos equiparable al resto del profesorado. Llama la atención en este punto cómo algunas organizaciones que proponen la desaparición de esta asignatura, parece que ignoran el  coste laboral de dicha medida.

Se dice que lo religioso es de ámbito privado, ignorando que la Religión, como tantos aspectos que inciden en las personas, se manifiesta de muy diversos modos e ignorando así mismo que la enseñanza religiosa en la escuela no es catequesis, o que los libros utilizados están autorizados por los responsables educativos correspondientes.

Se dice también que la enseñanza religiosa escolar es un privilegio de la Iglesia Católica, cuando todos sabemos que hay acuerdos con otras confesiones religiosas que ya están en vigor, y que la Constitución y sentencias judiciales posteriores reafirman la legalidad de su presencia. Por cierto, respecto a la LOMCE este sindicato afirma que la asignatura de Religión queda en peores condiciones que en la LOE.

En resumen, y con un poco de ironía, dado que no se ha demostrado que la enseñanza de la Religión en la escuela provoque desajustes en la formación de nuestros alumnos y alumnas, o alumnado carente de libertad, o alumnado acomplejado por extrañas enseñanzas, sino alumnado que estudia el hecho religioso con madurez y libertad, con rigor académico, abierto a la solidaridad y al compromiso por un mundo mejor, un alumnado que valora el modelo de persona que nos propone la sociedad actual desde un planteamiento crítico constructivo y positivo... y dado que la enseñanza religiosa no se impone al que no lo desea, ¿qué tal si tampoco se busca imponer la eliminación de la enseñanza religiosa escolar de modo directo o indirecto? Ya es hora de ser, también en esta cuestión, más europeos.

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